"Seamos capaces de sentir la satisfacción moral de un acto de libertad."

(Rodolfo Walsh)

jueves, 28 de febrero de 2008

APLAUDAN, APLAUDAN, NO DEJEN DE APLAUDIR...




Esto tal vez sea un poco demasiado específico, vicio profesional, saben ustedes que soy locutora… pero allá vamos… porque, corríjanme si no, lo cobarde quita lo cortés.

Sé tambien que seguramente el asunto me molesta por deformación profesional… porque es un vicio de los feos…

Pregunto: ¿nunca les dio una suerte de vergüenza ajena ese pedido lastimoso de un presentador, para que el público aplauda a su presentado?

Con diferentes fórmulas, el ruego para que el trabajo propio quede aprobado a viva palma es, francamente, deprimente.

Suele escucharse por ahí… “Y recibimos con un fuerte aplauso a FULANITOOO”, “Vamos, que no se escucha… fuerte el aplauso para MEN-GA-NITOOOOOOOOO”… y el peor de todos “Vamos a aplaudirlo, porque sino, no viene”, con el que se corrompe la inocencia de los chicos, y se les enseña el arte del soborno, en las fiestas infantiles.

Mensajes horribles, de dis-valor tanto para el encargado de adornar la ceremonia –porque evidencia su escasez de recursos- como para el artista de turno, porque desconoce sus cualidades, por las que habría sido digno merecedor de aplausos, vivas y hasta ovación.

¿Alguien se imagina al locutor oficial pidiendo un fuerte aplauso para un o una Presidente? O más bien es el aplauso el que llega por el sólo peso de la persona aplaudida, incluso, aunque la audiencia responda a una mera formalidad. Este último caso puede encuadrarse dentro de lo que en Oratoria se llama “audiencia cautiva”, es decir, obligada a asistir a una exposición, que en la mayoría de los casos, debe mostrar aceptación por lo que el expositor expone.

Parte del talento con el que debe contar un presentador es justamente poder arrancar el aplauso sin pedirlo. Y atenti, ésto se enseña en las escuelas de locutores. Pero, cómo decirlo… me muero de vergüenza cuando escucho al locutor o presentador de un espectáculo cualquiera pedir el aplauso.

Yo sé que el planteo de este post es muy chiquito, demasiado íntimo al ámbito de la producción de espectáculos, conferencias, congresos…

Bueh… ya está, el tema parece haberse agotado… Pero como toda regla, tiene su excepción, y para mí esas excepciones son:
¡UN APLAUSO PARA EL ASADORRR! y ¡UN APLAUSO PARA LA COCINERA!

Ahora, sí, aplauso, medalla y beso.




12 comentarios:

SuPer CoW dijo...

hiciste que recordara todos esos bailes obligados en las escuelas de educación básica, esas fiestas infantiles, bodas y demás, tediosas ponencias y ceremonias, ahhh todo eso que aveces odio, no odio tu profesión en cambio, me parece demasiado interesante y necesaria para la expresión y convivencia humana, pero eso de los aplausos mmm no no es lo mío, jeje te dejo un beso!!!!!!

María Marta Bruno dijo...

Jajajaja... Claudia... tampoco es lo mío eso de andar mendigando aplausos... Cada presentación para mí representa un desafío y es conseguir que el público aplauda solito, sin instigación ni compulsión. Y me sale bastante bien.
Otro beso

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

Hola María Marta,

El otro día la veía a la Chiqui Legrand dirigiendo en su propio cumpleaños el propio aplauso. Eso fue el colmo...

Este país está acostumbrado a que le den manija... desde un balcón, desde la cancha...

Y parece que un climax de ruido coloca la adrenalina en el cerebro. En fin, sepamos ver y distinguir.

Besos y que tengas un lindo domingo!
Yo empiezo las clases el lunes.
Segundo grado.

Muák!

T S dijo...

Hola
encantada de estar en tu rincón
te invito a que conozcas cem%eu,espero que te gusta
seguire leyendote y volvere amante de tus confidencias a cada rato
saludos desde brasil
ts

Umma1 dijo...

Jajjaja.
Horrible!
Pero esto no es nuevo. Antes se usaba una claque y, había un supuesto de disimulo.
Ahra la gente se expone a la humillación de aplaudir por requerimiento.

Sabés que recordaba? Los actos escolares, cuando se aplauden esos insoportables discursos de docentes tan aburridos como su audiencia.

Saludos (F)

El Analista dijo...

Juas doble M, alguna vez charlamos de eso mismo, coincido plenamente con vos, lo reitero, espero que el agua te haya tratado bien, besos

María Marta Bruno dijo...

Feri... ¿te tocó un grado? Había leído por ahi que estabas de Recuperadora... El problema no es que estemos acostumbrados a que nos den manija, eso califica, pero en otras instancias... Pero es cierto, si nos dicen que aplaudamos un papelón, lo vamos a aplaudir, aún sabiendo que es un papelón.
Un beso, maestruli. (Ahora que tenés grado, ¿se puede decir que sos una maestruli graduada?)

T S: Obrigada por visitar minha casa. Eu também visitei teu rincão e me pareceu muito interessante. Lamento o problema com teus "Confidencias". Estaremos lendo-nos. Um beijo

Umma1: Jajajaja... las claques siguen existiendo, ahora se los llama "reidores" y son pagos... Igual, mi pequeño análisis tiene que ver con el que pide compulsivamente un aplauso, más que con aquellos que van a aplaudir de puro cholulos que son. Un beso

Dani: gracias por tu acuosa preocupación. Por acá todo estuvo tranquilo, espero que por allá también. Yo te había comentado, hace circa 10.000 años, que estaba escribiendo sobre las aplausadas... bueno, era esto, que estuvo guardado un tiempo y ahora vio la luz bloguera. Buena memoria la tuya.
Un beso

esteban lob dijo...

Hola María Marta:

Coincido contigo totalmente. En mi infancia asistía al auditorio de Radio Minería y me llamaba la atención una indicación electrónica que señalaba al público "Aplausos" o "Risas". Con los años alcancé a animar en ese mismo auditorio, antes que el impulso de la televisión acabara con él, y estaban las mismas leyendas. O sea que ni siquiera el locutor tenía que pedir los aplausos. Estoy absolutamente de acuerdo en que la calidad del presentador debe por sí solo saber arrancar aplausos para quién sea, siempre que a la gente le nazca otorgarlos.

Cariños.

Off Topic:
Los Bruno que aparecen en el reparto del programa Atlas, la Otra Pasión de Fox Sport, ¿Son familiares tuyos?.

espartaco dijo...

Aun en las cosas aparentemente mas inocentes encontramos lineas que apuntan a un mensaje.Creo que en el caso de los aplausos mendigados quizas se busque un efecto de aprobacion,inducir al publico a realizar un reconocimiento apresurado...es parte de un show mas grande creo.

María Marta Bruno dijo...

Esteban... qué gusto verte por aquí. Es terrible eso de que ni siquiera el presentador sea quien maneje cuando generar risas o cuando aplausos... No presenta cualquiera, es un oficio para el que se requiere carisma, conocimiento, imaginación y capacidad de manejo del público... Y si esto último lo hace un cartel electrónico, estamos fritos... Yo suelo decir que el presentador es como el cabello a la cara... si está feo, no hay maquillaje que arregle nada. El presentador da el marco para el show. Si es bueno, lo realza, si es malo, lo desluce.
Respecto de esos Bruno que mencionas, no creo que sean parientes. Aqui en La Plata, el apellido es bastante común, y de la rama de mi familia, hay un sólo varón Bruno, mi hermano. Y ése se desloma en una fábrica, no anda en la tele.
Un abrazo

Espártaco, qué lindo recibir nuevamente tu visita... Estoy en un todo de acuerdo con vos. El presentador mismo es parte de un show más grande... pero su desempeño debe lucir al show y no el show al presentador. Un mal presentador desluce un espectáculo, un buen presentador puede hacer que un espectáculo de mediana calidad sea disfrutado más y mejor por el público. Ahora, un mal presentador junto a un mal espectáculo, son un brebaje venenoso... mejor huir.
Un abrazo

Mariel Ramírez Barrios dijo...

Carcajada sin final!!!!!!!!!!!!!!

María Marta Bruno dijo...

Mariel: Gracias... acompañada por "caravana", saludo general, cae el telón.