"Seamos capaces de sentir la satisfacción moral de un acto de libertad."

(Rodolfo Walsh)

miércoles, 10 de abril de 2013

SALIENDO A FLOTE, QUE NO ES LO MISMO QUE HACER LA PLANCHA



Ola en una calle platense, producto de la lluvia torrencial del 2 de abril




Se inundó la ciudad de La Plata. 
Llovió como la puta madre el 2 de abril pasado. Tal vez el cielo lloró por los 31 años del inicio de la guerra de las Malvinas. Tal vez lloró por tanto hijo'e puta suelto. 
Tal vez lloró. Tal vez nos meó. 
¿Chi lo sa?

La cuestión es que hubo inicialmente unos 3.000 evacuados, hoy se dice que 54 muertos, pero hay denuncias de que serían muchos más. Algunos dicen 210, otros 450... No hay límite cuando de atacar al gobierno provincial o nacional se trata. Mientras tanto la Justicia denuncia que no la dejan entrar a su propia morgue judicial (???).

La población común, la gente de a pie, se movilizó como pocas veces antes. Cantidades enorrrrmes de donaciones, agua potable, alimentos, colchones, elementos de higiene personal y para las casas... La solidaridad de la gente contrasta con la ambición desmedida de algunos dirigentes barriales de poca monta y de mano larga. Pagados por el municipio, aprovecharon para cambiar los colchones de sus camas, renovar acolchados, llenar alacenas... 
Todo lo nuevo sirve para el choreo. 
Ahí está la Argentina abominable. 

Gente asaltando los camiones con donaciones. 
También ahí están los miserables. 

Otros cobrando peajes a los vehículos que pasaban por las escasas calles que no se inundaron. Un gremio cerrando la salida de camiones con combustible.
También ahí están. 

En franca contraposición respecto de la gigantesca movilización de militantes de diferentes fuerzas vivas, agrupaciones políticas, organizaciones solidarias, que se entregaron en cuerpo y alma a ayudar a los damnificados. Hay una Argentina brillante, hermosa, generosa, imparable frente al hermano que sufre una tragedia. Hay otra descolorida. Será cuestión de saber darle color, pienso mientras no creo que sea algo tan fácil de hacer.

El Estado municipal, que no estuvo presente a la hora de prevenir, tampoco estuvo a la altura de las circunstancias a la hora de resolver. Necesitó del Estado provincial y fundamentalmente del Estado Nacional. Desde allí se organizó la asistencia médica y la previsión de enfermedades ligadas al contacto con el agua mugrienta con hospitales móviles, aparecieron los refuerzos económicos para quienes reciben asistencia de la ANSeS,  el acceso inmediato a créditos para reparar lo reparable, la gestión rápida y gratuita de los documentos de identidad (también aquí estuvieron los avivados de siempre. pescaron a dos tipos tratando de hacerse gratis los pasaportes...)

La Argentina abominable dio discursos moralistas por TV, acusando a todos los gobiernos involucrados y a sus simpatizantes de las cosas más boludas que se puedan pensar. De usar chalecos identificatorios. De querer llevar agua para sus molinos... Agua no, mejor otro ejemplo. De querer hacer política con la desgracia ajena. Y gracias a Dios que hicieron política. Porque la política es el arte de lo posible, lo que  uno hace para cambiar su propia realidad y la de su entorno, verdad? Ninguno de los que pataleó se arremangó y se puso a ayudar. Despotricaron por la tele, pero nadie los vio por acá.

Y tampoco por allá, porque un día antes se había inundado la ciudad de Buenos Aires, algunos de sus barrios. Fueron dos tormentas diferentes. Ellos tuvieron 8 muertos. Muchos inundados. Mucha gente para ayudar. Pero los caranchos televisivos no estuvieron ahí.


Aún en las situaciones de mayor tragedia, ellos quisieron llevarse esas aguas servidas, podridas, aceitosas, mugrosas, portadoras de muerte, a sus molinos. 

Ellos, sí.

Nosotros, no. 
Nosotros salimos -cada uno con lo que pudo, como pudo, cuando pudo- a darle una mano al que la necesitaba.

Quiero redondear este post y no encuentro cómo. No quiero dar datos estadísticos. Cambian a cada rato y no sé si agregan algo. 
No quiero dar nombres, porque no quiero centralizar en el quién sino en la actitud de cada colectivo humano involucrado. 

Finalmente, y como sea, se ha demostrado que la solidaridad está metida hasta los tuétanos en el argentino medio. Y ésa es una buena noticia. 

Dijo Eduardo Galeano:


La caridad es humillante porque 
se ejerce verticalmente y desde arriba;
la solidaridad es horizontal 
e implica respeto mutuo.