"Seamos capaces de sentir la satisfacción moral de un acto de libertad."

(Rodolfo Walsh)

sábado, 15 de diciembre de 2007

HOMBRES NECIOS...



Lo que sigue, lejos de ser un homenaje o una exhortación a Sor Juana Inés de la Cruz –de quien me declaro ferviente admiradora- es una vulgar lista de tips que los caballeros deberían dejar de considerar a la hora de encarar a una dama, sin fines serios, o con ellos, no importa…

Como para ir poniéndonos a tono, me gustaría citar y remarcar una parte de este poema fabuloso de Sor Juana, tal vez su estrofa más conocida, al sólo efecto de volver sobre ella un poco más adelante:

Hombres necios que acusáis
A la mujer sin razón,
Sin ver que sois la ocasión
De lo mismo que culpáis.

Vuelvo al siglo XXI, que padece secuelas graves de algunas costumbres adquiridas en la centuria pasada, y paso a detallar algunos usos realmente deplorables…

Apodos, sobrenombres o simples etiquetas: a las mujeres, sin generalizar, porque obviamente hay excepciones, no nos gusta que nos llamen de las siguientes formas…

- mamita (obsérvese la incitación al incesto, edipos no resueltos y la clara contradicción con lo que sigue).

- bebé (nueva incitación al incesto, o al menos, al estupro).

- loba (tendencia irrefrenable hacia la zoofilia, lo que se reitera en epítetos como gata, tigresa, perra e incluso, hembra). ¿Se imaginan a un varón en las garras de una verdadera tigresa? Yo sólo imagino flecos de ser humano, por caso, nada vinculado con el placer.

- negrita (y todos sus derivados, cuyo único fin es no confundir el nombre de la dama actual con los de la saga de señoritas o señoras anteriores o concomitantes).

Los señores pueden aducir, en su descargo, el uso de “cielito”, “corazón”, “mi vida”, “amor” y “bichito”, entre otros sucedáneos, por parte de las señoras, con idéntico fin que “negrita”.

Ahora sí vuelvo sobre la estrofa… Habrán visto la marca de color en “Hombres necios que acusáis”/“de lo mismo que culpáis”.

Si un caballero llama “mamita” a su pareja, ¿por qué se queja después si la señora le dice qué ropa tiene que usar, de acuerdo con la ocasión, con qué corbata combinar la camisa, o que simplemente le diga que parece un payaso vestido con pantalón de gabardina, zapatillas, camisa y pullover escote V? ¿Cuál es la razón por la que rezongan si el médico les manda dieta y la dama en cuestión se las hace cumplir a rajatabla? ¿Cómo que a “mamita” no le respetan el rol? Además, señores, eso de tener una mamita con derecho a roce… es feíto, por no decir asquerosito. Y para corroborarlo, hagan la prueba de reemplazar “mamita” por “madre”… y verán qué resulta.

En el mismo sentido opera el mote de “bebé”… ¿Cómo puede reclamársele a una señorita que no sepa cocinar –como su sacrosanta madre- si se la trata de “bebé”? Los bebés, señores, no saben cocinar… Se aplica el mismo criterio para quien no sabe coser, planchar, lavar o cualquier otra tarea genéticamente predeterminada como “femenina” (¡vaya disparate!).

Objetos varios: los caballeros tendrán la precaución de no dejar en casa de su dama el cepillo de dientes, porque en materia de higiene, ambos géneros hablamos idiomas diferentes. Para él, dejar un cepillo de dientes en la casa de ella es una simple cuestión de comodidad, para resolver el asunto matinal del aliento a pozo séptico. Para ella, es una señal inequívoca de que el hombre tiene intenciones de matrimoniar. Pueden estar seguros de que ahí hay un conflicto en ciernes.

Los señores, en la medida de sus posibilidades, se abstendrán de usar slips blancos o celestes, sin que haya en esta observación ningún prejuicio contra los colores patrios. Los calzoncillos blancos o celestes son la cosa menos erotizante del universo entero. En cambio, un caballero que quiera disfrutar en pareja del momento de quitarse la ropa, sabrá elegir para la ocasión modelos o texturas más adecuados. No corresponde que enumere aquí mis gustos personales.

Los varones desnudos y con medias debieran exhibirse en el Museo de Ciencias Naturales, junto con los esqueletos de los dinosaurios. Si hace frío, pueden taparse con las sábanas y/o cobertores varios, pero en medias…. por favor, no. Y en camiseta, tampoco. Seguramente no imaginan cuánto los ama una mujer que los ve así, y de todas formas, los elige.

Para finalizar, doy por sentado que los hombres pueden hacer observaciones similares respecto de algunas costumbres femeninas. Cabe que el que se sienta tocado, haga el trabajo de marras. Aquí, hay solidaridad de género.

2 comentarios:

El Analista dijo...

Sabio consejo doble M, anotado

María Marta Bruno dijo...

Dani, ojalá te sirva...